El presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha dicho que está dispuesto a discutir la legalización de la marihuana, convirtiéndose en el líder regional que más recientemente ha cuestionado el paradigma de la prohibición de las drogas, y comienza a abordar los fracasos de las políticas basadas en la interdicción.

En una entrevista con El País, Peña Nieto catalogó como políticas “fallidas” las medidas antidrogas empleadas en los últimos 30 a 40 años, afirmando que habían dado lugar a aumentos en el consumo y en la producción. Sostuvo que con el uso recreativo de la marihuana, ahora legal en dos estados de Estados Unidos -Colorado y Washington- no tiene sentido que México tenga políticas que difieran de aquellas del “mercado del consumidor más importante” para las drogas mexicanas.

Aunque el presidente aclaró que él personalmente se opuso a la legalización de la marihuana, dijo que estaba abierto a debatir el asunto.

A raíz de los comentarios de Peña Nieto, un congresista del partido de la oposición, quien apoyó una iniciativa para legalizar la marihuana para fines médicos en México, dijo a Reuters que espera que la tendencia de la legalización continúe en Estados Unidos, con la posibilidad de que el estado de California la legalice en 2016.

“Una vez California ha permitido la marihuana recreativa, no será sostenible el mantenimiento de la prohibición en México”, dijo.

Análisis de InSight Crime

Peña Nieto es el último en una línea de líderes latinoamericanos en expresar el descontento con la agresiva política antidrogas promovidas en la “guerra contra las drogas”, liderada por Estados Unidos, y en pedir una reevaluación de las políticas prohibicionistas.

Esta ofensiva retórica ha sido respaldada por medidas para liberalizar las leyes de drogas en varios países. En diciembre de 2013, Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en aprobar una legislación que regula la producción, venta y consumo de marihuana. Mientras tanto, Colombia, Ecuador, Argentina y Costa Rica han despenalizado la posesión de pequeñas cantidades de esta droga, y Jamaica planea seguir el ejemplo.

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México también ha dado pasos hacia la liberalización de la política de drogas. A partir de 2009, los mexicanos pueden legalmente portar hasta cinco gramos de marihuana, 500 miligramos de cocaína y cantidades minúsculas de heroína y metanfetamina (pdf). En febrero de 2014, los legisladores en Ciudad de México también propusieron una legislación que liberalizaría las leyes en relación al consumo de marihuana en la capital del país.

Aunque el gobierno federal de Estados Unidos se ha resistido hasta ahora a tales cambios, como Peña Nieto comentó, su caso ha sido socavado por medidas similares en varios estados de Estados Unidos.

Esto es especialmente relevante para México, que proporciona al menos el 40 por ciento de la marihuana que se consume en Estados Unidos, según algunas estimaciones (pdf). Las medidas para despenalizar la tenencia y el uso de marihuana y otras drogas, pueden ser acogidas por defensores de la reforma a las drogas, pero a menos que tanto la producción como las ventas también estén reguladas, las ganancias del comercio seguirán en manos de grupos criminales.

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