"Déjenme masticar mis hojas de coca"

Domingo, 15 de marzo, 2009
El primer día de la Comisión de Estupefacientes (CND) se vio marcado por el anuncio del presidente boliviano, Evo Morales, de que iniciaría el proceso para eliminar la hoja de coca de la Convención Única de 1961 así como la suspensión de los párrafos de dicha convención que prohíben el mascado tradicional de la hoja de coca. Morales hizo hincapié en su demanda mientras sostenía una hoja de coca ante los delegados asistentes a la cumbre de la ONU sobre drogas .

El discurso de Morales eclipsó las vacías declaraciones del director ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), Antonio Maria Costa, que intentó demostrar el éxito del sistema de fiscalización de estupefacientes de la ONU aunque hay muy poco, por no decir nada, que demostrar. Morales anunció también que había enviado una carta al secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, para solicitar la suspensión de los párrafos de esa convención que ilegalizan la masticación tradicional de la hoja de coca .

Morales declaró que había llegado a Viena para corregir el error histórico cometido hace 48 años con la adopción de la Convención Única de 1961, que clasificó a la hoja de coca en la misma categoría que la cocaína –fomentando así la falsa idea de que la hoja de coca es un estupefaciente– y estableció que “la masticación de hoja de coca quedará prohibida dentro de los 25 años siguientes a la entrada en vigor de la presente Convención". Estas restricciones y prohibiciones, plasmadas en los apartados 1 c) y 2 e) del artículo 49 de la Convención de 1961 constituyen un ataque a los derechos de los pueblos indígenas según lo dispuesto por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.

Sosteniendo una hoja de coca ante los presentes, el presidente boliviano explicó que la coca forma parte de la cultura andina, que es utilizada por diez millones de personas en Bolivia, Perú, Colombia y el norte de Chile y Argentina, y que tiene unos importantes usos culturales y terapéuticos que se remontan 5.000 años atrás. Morales indicó también que la nueva Constitución de Bolivia, que fue aprobada por el pueblo boliviano, protege explícitamente a la hoja de coca en su forma natural.

El presidente boliviano hizo asimismo alusión a la Comisión de investigación sobre la hoja de coca formada en 1950, cuyas conclusiones fueron decisivas para incluir a la hoja de coca en la Convención Única de 1961. El informe señala que el masticado de la hoja de coca no genera una adicción a la droga desde el punto de vista médico. Sin embargo, el informe considera que la masticación de la hoja es un "hábito" y, echando mano de argumentos no científicos, ideas erróneas y prejuicios socioculturales, sostiene que es una práctica que se debe eliminar porque crea un círculo vicioso de desnutrición. “Consumí intensamente durante diez años la hoja de coca cuando trabajaba en la agricultura y no me siento desnutrido, y llevo 50 años de vida”, dijo Morales. “Además, el documento afirma que la coca induce al individuo a cambios indeseables de carácter intelectual y moral. Yo no me siento incapaz. Si fuera incapaz, no fuera presidente de la República de Bolivia”.

En un artículo de opinión en el diario York Times, Morales también explicó la petición del Gobierno boliviano. "A diferencia de la nicotina o la cafeína, masticar coca no provoca daños a la salud humana, ni adicciones o un estado alterado, y es eficaz en la lucha contra la obesidad, un problema grave en muchas sociedades modernas. La hoja de coca sigue teniendo una importancia ritual, religiosa y cultural que trasciende las culturas indígenas y abarca a la población mestiza. Los errores son una parte inevitable de la historia de la humanidad, pero a veces tenemos la oportunidad de corregirlos. Es hora de que la comunidad internacional cambie su política equivocada con respecto a la hoja de coca."