Acostumbrados a vivir en el alambre, siempre al filo del cierre, los centenares de clubes de cannabis de Barcelona seguirán resistiendo (por ahora). Después de que en verano pasado la mayoría de estos locales asumiera que iban a ser precintados de manera inminente, al final han encontrado un resquicio legal con el Ayuntamiento para mantenerse abiertos y continuar con su actividad. El Tribunal Supremo tumbó el pasado agosto la normativa de 2016 del Ayuntamiento de Barcelona que ordenaba la actividad de estos clubes. La regulación establecía los requisitos que debían tener estos locales, como por ejemplo la distancia que debían guardar con colegios y otros equipamientos, las condiciones de acceso, ventilación… Con el revés del Supremo, se eliminó el último paraguas legal que amparaba esta actividad en la ciudad.