Oficialmente, la policía en Brasil puede usar la fuerza letal solo para enfrentar una amenaza inminente. Pero un análisis de más de cuatro decenas de asesinatos policiales en un violento distrito de Río muestra que los policías tienen la rutina de matar sin restricciones, protegidos por sus jefes y la certeza de que incluso si son investigados por asesinatos ilegales, esto no impedirá que vuelvan a sus rondas. En al menos la mitad de los 48 asesinatos policiales analizados, los fallecidos fueron baleados por la espalda al menos una vez, según los informes de autopsia, lo que de inmediato genera dudas sobre la inminencia de la amenaza como para justificar esos asesinatos.