“La guerra contra las drogas fracasó”
Ex presidentes latinoamericanos por la despenalizacion del consumo de sustancias ilicitas
Miércoles, 26 de enero, 2011
Varios ex presidentes latinoamericanos y europeos junto a otros funcionarios y especialistas crearon ayer la Comisión Global de Políticas sobre Drogas, tras dos días de reuniones en Ginebra, Suiza. Primó la postura de reconocer el fracaso de la guerra contra las drogas y reclamar la descriminalización de los usuarios de todas las sustancias ilegales. “La plata de esa guerra está mal usada porque no tiene resultado efectivo; si se utilizara para salud, tratamiento médico, educación, para campañas de publicidad, sería mucho mejor”, dijo el ex mandatario brasileño Fernando Henrique Cardoso al criticar abiertamente la política represiva impulsada por el gobierno de los Estados Unidos. La comisión propone una regularización de las drogas, como se hizo con el tabaco y el alcohol.
El brasileño Fernando Henrique Cardoso, el colombiano César Gaviria y el mexicano Ernesto Zedillo se unieron para impulsar la “regularización” de las drogas. Del grupo participan otras personalidades internacionales, entre ellos Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes. |
“Los consumos siguen iguales en los últimos 20 años, la violencia y los prisioneros crecieron, se ha vuelto un gigantesco negocio criminal y eso está generando una enorme cantidad de violencia, no sólo en Estados Unidos sino en México, en Colombia, y en general toda Latinoamérica, y es hora de repensar esa política”, expuso otro ex presidente, César Gaviria, quien gobernó Colombia entre 1990 y 1994 y luego fue, durante diez años, secretario general de la Organización de Estados Americanos. “Hay que abandonar esa idea de que los consumidores de drogas son criminales”, agregó.
Entre los participantes también estuvo Ernesto Zedillo, ex mandatario de México, donde hubo más de treinta mil muertos desde que el gobierno de Felipe Calderón lanzó su guerra contra el narcotráfico, en diciembre de 2006. El negocio de las drogas ilegales en México mueve, según el secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, 60.000 millones de dólares al año. Y esto sin contar el dinero de las armas que los capos narcos de los distintos carteles compran legalmente en Estados Unidos y contrabandean luego a su país.
Las personalidades europeas que asistieron a Ginebra fueron la ex presidenta suiza Ruth Dreifuss, el noruego Thorvald Stoltenberg, ex alto comisionado de la ONU para los Refugiados, y el español Javier Solana, ex alto representante para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea. Richard Bransen, dueño de la multinacional Virgin, también fue de la partida. Aunque no participaron de las reuniones el último Premio Nobel de Literatura, el peruano Mario Vargas Llosa, y el escritor mexicano Carlos Fuentes forman parte de esta nueva comisión.
“Estados Unidos ha tenido una misma política por muchas décadas y esta etapa de la guerra contra las drogas ya lleva casi 40 años de total prohibición y de llevar a la cárcel a todos los consumidores y los traficantes. Es una política que no está mostrando resultados”, afirmó Gaviria ayer en conferencia de prensa. Cardoso puso los números de esta política: “En Estados Unidos hay quinientas mil personas presas por delitos de drogas, la mayoría son pobres y negros, lo que también demuestra los prejuicios asociados”.
El ex mandatario brasileño reclamó más información y educación “de forma que la gente disponga de elementos para usar su libertad y para saber que la droga hace daño”. En este sentido, insistió en que el usuario problemático de drogas debe ser tratado como “un enfermo al que hay que ofrecerle salud”. Y en este diagnóstico coinciden todos los integrantes de esta nueva comisión, quienes sostienen que las evidencias empíricas y las pruebas científicas aconsejan dar mayor importancia a la prevención y a la reducción de los daños derivos del uso de drogas.
Los ex presidentes Cardoso, Gaviria y Zedillo encabezan desde abril de 2008 la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia. Desde entonces insisten en lo que las Oficina contra las Drogas y el Delito de las Naciones Unidas admitió recién el año pasado: el fracaso de la guerra contra las drogas. “El tema se ha transformado en un tabú que inhibe el debate público por su identificación con el crimen, bloquea la información y confina a los consumidores de drogas a círculos cerrados donde se vuelven aún más vulnerables a la acción del crimen organizado”, dice una de las evaluaciones de esta comisión latinoamericana.
El lunes pasado, antes de la primera reunión en Ginebra, los organizadores comentaron que entre los temas por analizar estaba la eliminación de “las sanciones penales por la posesión de marihuana para uso personal”. También se buscaba resolver “la polarización” que divide “los bloques de la legalización y la prohibición”, en torno de “una discusión esclarecedora”. Otro punto fue el debate sobre los riesgos y las ventajas de distinguir entre el tráfico y el comercio en pequeña escala.
En Brasil, este último punto motivó la semana pasada la salida del funcionario designado por Dilma Rousseff para conducir la Secretaría Nacional de Políticas Sobre Drogas, Pedro Abramovay. Como ocurrió en Ecuador, donde el presidente Rafael Correa liberó a miles de “mulitas”, Abramovay también propuso excarcelar a pequeños traficantes de drogas. Sólo que a él le costó el cargo.
“En muchos países el daño causado por la prohibición de las drogas en términos de corrupción, de violencia y de violación de los derechos humanos supera con creces el daño causado por las drogas”, consideraron los organizadores de la Comisión Global de Políticas sobre Drogas el mismo lunes. También se instaron a revisar “el sistema de control de drogas de la ONU” y “las diferentes respuestas nacionales”, teniendo en cuenta los “desafíos de la Justicia penal” si asume que “erradicar la producción y criminalizar el consumo no reducen el tráfico y el consumo”.
Otro de los objetivos de la reunión en Ginebra fue recabar datos sobre los cambios en los últimos 50 años en la producción, transporte y venta de drogas ilegales, a partir del enfoque meramente represivo, y los delitos asociados: “El blanqueo de dinero, el tráfico de armas, la corrupción y el riesgo de socavar instituciones democráticas”. Mientras se debatía en Suiza, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, viajó a México para apoyar económica e ideológicamente al gobierno local en su guerra contra las drogas.
COMO IMPACTA EN EL PAIS LA DECLARACION DE GINEBRA
Un apoyo al cambio de paradigma
Por Emilio Ruchansky
Para el sociólogo Alberto Calabrese, vicepresidente de la Comisión Coordinadora de Políticas Públicas sobre Drogas del gobierno nacional, las declaraciones surgidas en Suiza ayer, tras la reunión de distintas personalidades políticas, configuran un gran avance. “Les dan más credibilidad y peso a muchas cosas que decimos los técnicos, que a veces nos acusan de ‘zarpados’ o de ‘transgresores’ para descalificarnos”, le dijo ayer a este diario el especialista, para quien sólo “los idiotas” pueden apoyar la llamada guerra contra las drogas.
“Hace años que pedimos un cambio de paradigma con el tema drogas y planteamos la despenalización de la tenencia para consumo personal, sabiendo que es lo que se puede hacer, pero que este cambio debe terminar en la legalización de todas las sustancias”, comentó Calabrese. Este sociólogo trabaja en la comisión junto a la jueza Patricia Llerena, integrante argentina –también formaba parte el fallecido escritor Tomás Eloy Martínez– de la Comisión Latinoamericana de Drogas y Democracia encabezada por los tres ex presidentes que hablaron ayer.
Calabrese aseguró que hay un punto “que se les escapa a todos” dentro de la discusión sobre la prohibición absoluta de las drogas, que rige en casi todo el planeta: “Cuando el vulgo, la gente común, empieza a aceptar un tema como usual, este caso la droga, se terminó la prohibición, básicamente, por falta de cumplimiento. Hace 25 años, el 99 por ciento de la población creía que el uso drogas estaba mal y debía ser combatido, pero hoy hay un sector enorme, gente de menos de 30 años, que en su mayoría entiende que no es tan grave”.
Reprimir es una forma cómoda de no dar el debate, dijo el especialista, quien entiende que una buena parte de la sociedad y de los gobiernos latinoamericanos siguen apostando a la solución violenta del conflicto. “Yo creo que Lula (Da Silva) pudo tener la mejor de las intenciones al aprobar que se entre militarmente a tres favelas para perseguir a los narcos, pero son mil las favelas en Río de Janeiro. El tema es más complejo de lo que se piensa”, aseguró. La otra parte del problema sigue siendo económica: “La guerra siempre es un negocio”.