Liberados los activistas de los clubes sociales de cannabis en España
Martín Barriuso, presidente de Pannagh y de la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC) de España, y dos compañeros activistas del club social de cannabis Pannagh que habían sido erróneamente detenidos en Bilbao por tráfico de drogas el 14 de noviembre, han sido liberados. Los clubes sociales de cannabis son asociaciones registradas, sin ánimo de lucro, conformadas por adultos que consumen cannabis.
El problema está en la falta de regulación de los clubes sociales de cannabis que se ven obligados a operar en una zona gris de la legalidad. Los representantes de los clubes han pedido al Parlamento Vasco que regule el cultivo y consumo personal de marihuana para acabar con la inseguridad jurídica. Los clubes son entidades debidamente autorizadas (incluso pagan impuestos) que aunque no violan la ley padecen sin embargo la confiscación de sus plantas y la detención de sus miembros.
De acuerdo con Barriuso en el informe sobre los clubes sociales de cannabis en España, “Los clubes sociales de cannabis son una alternativa viable al mercado ilegal dominante, compatible con el cumplimiento de unos tratados sobre drogas que hoy por hoy parecen intocables e inmutables. Este modelo dificulta el acceso a la sustancia por parte de los menores, limita el llamado “turismo psicoactivo” y debilita el mercado negro al restarle clientes potenciales. Además, los miembros de un CSC pueden controlar el origen, calidad y composición de lo que consumen, mientras generan actividad económica legal y recaudación de impuestos. Barriuso también presentósu modelo ante la Comisión Europea [En la imagen, Dana Spinant, comisionada de la CE, debatiendo con Martín Barriuso).
En España el consumo de drogas y la posesión para el consumo no se sancionan penalmente. Diversas sentencias de la Corte Suprema declaran que el cultivo para consumo personal no es un delito cuando no está destinado al tráfico. Compartir el consumo, administrar drogas por razones humanitarias, y la compra conjunta de un grupo de usuarios - siempre y cuando no conlleve fines de lucro – tampoco son delitos. Sin embargo, esta despenalización no ha dado lugar a normas claras sobre la producción y la posesión para consumo personal. Las directrices del Ministerio Público en España establecen 200 gramos de cannabis para uso personal, que es la cantidad necesaria para el consumo individual promedio durante un período de cinco días.
Con respecto a las plantas que pueden ser cultivadas para el consumo personal, no hay directrices, lo que significa que las intervenciones varían mucho dependiendo de la región y de la actitud personal e ideológica de la policía o los jueces involucrados. Esto causa gran inseguridad jurídica, que genera numerosas intervenciones de la policía en pequeños cultivos, las cuales casi siempre terminan en el cierre del caso o en la absolución de los autores.
Sin embargo, debido al éxito de los clubes, han aparecido clubes pícaros que sólo están interesados en negociar con terceras personas, lo que afecta a los clubes sociales autorregulados autorizados. Eso fue lo que sucedió en Bilbao. En el mismo edificio donde se encuentra Pannagh, había uno de estos clubes pícaros negociando cannabis. La redada policiva de lunes no hizo distinciones y los oficiales de policía arrestaron también a los miembros de Pannagh y confiscaron sus reservas de cannabis actuando con exceso de celo o por razones ideológicas.
Los clubes sociales de cannabis son asociaciones registradas, sin ánimo de lucro que se podrían establecer legalmente en cualquier país en donde el cultivo de cantidades personales de marihuana haya sido despenalizado. Con el fin de regular los clubes, la Coalición Europea hacia Políticas de Drogas Justas y Eficaces (ENCOD) ha presentado un borrador de un código de conducta para los clubes sociales de cannabis a nivel europeo. El código de conducta ayudaría a regular los clubes en Europa. En Bélgica hay también clubes, y la ciudad holandesa de Utrecht anunció que está dispuesta a experimentar con un club regulado. Los responsables de las políticas deberían fomentar y adoptar este enfoque de abajo hacia arriba para crear un mercado regulado de cannabis que reemplace el mercado negro criminal.
Véase también:
- «No soy traficante, formo parte de un movimiento social»
- Comunicado de la Asamblea General Extraordinaria de Pannagh