¿Seré yo también #yosoy132?

Jorge Hernández Tinajero
Viernes, 1 de junio, 2012

yosoy132En México, las campañas electorales son un fastidio adicional cuando los candidatos más importantes sólo repiten lugares comunes, evitan situaciones embara- zosas o incómodas, evaden debates que signifiquen el riesgo más mínimo para su popularidad o realizan mítines ficticios en los que los asistentes, más que ciudadanos, son elementos de una escenografía cuidadosamente calculada para reflejarse ventajosa- mente en los medios masivos de comunicación, y especialmente en la televisión, de gran influencia en el electorado mexicano.

La elección de julio en México parecía perfilarse de ese modo, más bien previsible. Sin embargo, un incidente (como siempre, una chispa desata el incendio) sucedido en un acto de campaña del candidato más aventajado en las encuestas, Enrique Peña Nieto del PRI, en una de las universidades privadas más reconocidas de México, la Universidad Iberoamericana, de tradición jesuita, desató lo que hoy se conoce como el movimiento #yosoy132. El nombre alude al video que hicieron y distribuyeron en redes sociales, 131 alumnos de la universidad después de haber sido calificados de agitadores profesionales por el equipo de campaña del candidato.

Al parecer, con #yosoy132 la contienda electoral ha tomado un nuevo brío y frescura: el nuevo actor en escena es un movimiento de estudiantes indignados y organizados en las redes sociales, primero y ahora en las calles y plazas también, con temas muy concretos y de relevancia para el país: la manipulación informativa de los medios de comunicación en las elecciones y en la vida pública nacional en general, el miserable estado de la educación básica, o incluso la exhibición pública, crítica y festiva, de todo lo hueco y poco significativo que para ellos representan las campañas electorales.

En los últimos días, la efervescencia se ha extendido a otras universidades privadas y públicas del país, dando presencia al movimiento en prácticamente todos los medios de comunicación (incluyendo los medios más criticados, con sus respectivas posiciones editoriales) y poniendo en aprietos a los candidatos, pero especialmente a Ernesto Peña Nieto y a Josefina Vásquez Mota, del derechista PAN, partido en el gobierno desde hace 11 años.

Los problemas que se avizoran para , sin embargo, no son pocos. Junto a las demandas legítimas también se han ido colando los problemas propios de la organización de un movimiento reunido por muchas demandas y posiciones ideológicas, lo que a su vez ha motivado la extensión, y apertura, a otro tipo de peticiones y definiciones.

Sin embargo, en una primera asamblea general, #yosoy132 estableció 15 mesas temáticas, en las que las drogas y su política brillaron por su ausencia, excepto en dos consideraciones relacionadas con el papel que juegan éstas como un factor en materia de inseguridad y violencia.

La primera determinación a la que #yosoy132 llegó, en este respecto, fue la de “Exigir el fin de la estrategia de guerra contra el crimen organizado y el regreso de las Fuerzas Armadas a sus cuarteles; fin al fuero militar; conformar juntas populares que discutan la solución al narcotráfico.”

La segunda, “Exigir juicio político a Calderón, por la estrategia belicista contra el crimen organizado que ha dejado más de 50 mil muertos.”

Ambas tienen elementos notables y también sintomáticos del momento político del país. En esta última resolución, se evidencia una mezcla de hartazgo, indignación y focalización de la frustración general en el responsable más notorio de la estrategia, el Presidente de la República. Una losa que también carga la candidata Vásquez Mota.

En la primera resolución, en cambio, #yosoy132 une su voz a la cada vez más amplia corriente de opinión que no ve salida efectiva al problema de inseguridad y violencia mediante la estrategia seguida hasta el momento.

Introduce, sin embargo, no pareciera que casualmente, una noción formulada previamente por Andrés Manuel López Obrador en su campaña y en sus plataformas electorales: la de someter a consulta “popular” temas como la “legalización” de la marihuana y la descriminallización del uso de drogas, una fórmula del candidato largamente utilizada para evadir definiciones y en su momento, tener influencia decisiva en la “consulta”.

Y aun así. ¿Tendrá esto último consecuencias en la política de drogas del próximo gobierno, cuando la encuesta publicada el día de hoy, por un importante medio de comunicación escrita, dio sólo cuatro puntos de diferencia entre el puntero Peña Nieto y el mismo López Obrador?

Queda un mes para averiguarlo.

Jorge Hernández Tinajero es el presidente del Colectivo por una Política Integral hacia las Drogas (CUPIHD).

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