Manipulaciones estadounidenses contra el mascado de la hoja de coca

Amira Armenta
Domingo, 16 de enero, 2011

coca2Si para algo han servido las recientes revelaciones de Wikileaks en el mundo es para proporcionar evidencia contemporánea de lo que se sabe pero que no se puede probar. Antes había que esperar a que pasaran varias décadas hasta que el Gobierno estadounidense desclasificara cierta información que le daba la razón a sus críticos de la época.

Lo lamentable es que cuando estas cosas se confirmaban, ya no tenían interés sino para los historiadores. Los involucrados de los casos ya estaban muertos o eran venerables, o no tan venerables, ancianos. La política actual seguía su curso como de costumbre.

Seguramente el Departamento de Estado ha redoblado ahora sus sistemas de seguridad para blindarse mejor de futuras filtraciones. Pero no hace falta ninguna filtración para imaginarnos el trabajo solapado que deben de estar ejerciendo por estos días las embajadas estadounidenses en ciertos países con el fin de lograr una oposición a la enmienda sobre el mascado de la coca presentada por el Gobierno boliviano.

Respecto a las políticas antinarcóticos, hasta hace poco, Estados Unidos ha sabido presionar bajo cuerda eficientemente a países como Colombia para que se acojan y defiendan los puntos de vista de los EE.UU. En lo relacionado con la enmienda para el mascado de la coca, afortunadamente la administración del presidente Santos ha sabido rectificar a tiempo su alineamiento con Washington, optando por la posición asumida por los países de UNASUR que es de total apoyo al Gobierno de Morales en esta materia. Ojalá que este pequeño ‘distanciamiento’ de Washington a favor de los intereses de la región se extienda prontamente a otros aspectos clave de las políticas antinarcóticos del país suramericano.

También Egipto y Macedonia, los otros dos países que habían objetado inicialmente la propuesta boliviana han retirado su objeción. Pero aún subsiste el riesgo de que otros países se opongan a la propuesta. ¿Qué van a hacer, por ejemplo, los países europeos que en este momento están soportando la manipulación estadounidense para que se opongan a la enmienda de Bolivia? Aunque en asuntos de drogas Europa es más conocida por su pragmatismo que por posiciones ideológicas, los países no están exentos de presiones externas a cambio de posibles contraprestaciones sobre los cuales nada sabe el público, a menos que un wikileak las ponga un día al descubierto.

Bolivia, por su parte, también está haciendo un trabajo diplomático para obtener de los países europeos el apoyo a la enmienda. Pero en este caso se trata de una campaña internacional abierta en la que buscan explicarles a los países la naturaleza de la enmienda: no es ni siquiera la despenalización de la coca lo que se pretende sino que se respete el uso tradicional de la hoja lo que piden. No es más. Con este lobby internacional, Bolivia, a diferencia de los Estados Unidos, lo único que espera es que los países actúen por buena voluntad, y en honor al reconocimiento del error cometido por la comunidad internacional hace casi 50 años cuando se incluyó en la convención la prohibición del consumo tradicional de la coca.

Acompañar a Bolivia en esta solicitud, no objetar la enmienda a favor del mascado de la coca sería un acto de justicia. El próximo 31 de enero vence el plazo para poder objetar la propuesta boliviana. Ese día veremos quién gana en este típico enfrentamiento entre David y Goliat. Veremos si las oscuras movidas diplomáticas del país más poderoso del mundo una vez más lograrán imponerse sobre las justas argumentaciones de un pequeño país suramericano víctima de la estigmatización racial y cultural.